Epoca romana : existe una puerta de ladrillos rojos ("Puerta Roja"?)
en el muro de la ciudad, más o menos localizada en el lugar donde desemboca la actual via Porta Rossa , en la
piazza Santa Trinita. Termas romanas (II y III siglos después de JC) se sitúan en la actual via delle Terme. El barrio, situado cerca de las vías romanas y del puente sobre el Arno, probablemente ya era un centro muy comercial, frecuentado por viajeros y extranjeros y equipado con varios albergues.

Siglo XII: Construcción de la Torre Monalda, probablemente por la familia de los Monaldi, que siguen siendo sus propietarios hasta 1477. Se piensa que ya existía un albergue -« Locanda del Cammello » y luego “de Porta Rossa”- al pié de la torre, en el mismo sitio o muy cerca del Hotel actual.

1386 : primera mención escrita del "albergho di Porta Rossa" por Francesco Datini, erudito y comerciante de Prato.

1477 : Bartolomeo Bartolini, propietario en ese sector, compra la Torre Monalda y los terrenos vecinos.

1500 y siguientes : Los Bartolini confían a Baccio d'Agnolo la construcción de dos palacios, (actualmente Bartolini y Bartolini Salimbeni)., concluidos en torno a 1520 y realizados en dos estilos diferentes. La
torre "impalagiata", queda incluida en el palacio Bartolini, y aún hoy es habitable por los clientes del hotel.

1555 : La familia Dati adquiere los dos palacios, uno de los cuales, en 1559, pasa a la familia Torrigiani, y hasta la fecha de hoy el Palazzo “degli Sportici”, palazzo Bartolini, esta en manos de sus descendientes.

Siglos XVI y XVII : se procede a varias reestructuraciones, con embellecimientos y decoraciones de toda clase, incluyendo pinturas murales.

Fines del siglo XIX : Nuevas reestructuraciones para adaptar el palacio a sus funciones de hotel.

Principio de siglo XX : Se confia a Ulisse de Matteis la realizacion de las vidrieras decorativas, sobre temas y motivos de Botticelli. Todavia se pueden admirar en el vestíbulo y en las salas donde se sirve el desayuno del Hotel.

Se puede, pues, no sólo vivir en las antiguas habitaciones de los propietarios y de sus huéspedes, sino que también en los tres últimos pisos de la torre del siglo XII, en particular, en un pequeño salón desde donde se puede apreciar , en una vista panoramica, el corazón histórico de Florencia.